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"La escultura en sí no puede cambiar nada. Las potencias que llevan las guerras se guían por intereses y no por emociones", aseguró Jasenko.

"La escultura en sí no puede cambiar nada. Las potencias que llevan las guerras se guían por intereses y no por emociones", aseguró Jasenko. | Foto: EFE

Publicado 7 febrero 2017



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El escultor bosnio Jasenko Djordjevic talla piezas en las puntas de los lápices. El mensaje de mi pieza busca llamar la atención sobre las tragedias que viven los inocentes, explicó el creador.

El artista bosnio Jasenko Djordjevic posee como paciente afición esculpir pequeñas esculturas en la punta de los lápices. Una de sus piezas está dedicada al niño sirio de tres años Aylan Kurdi, quien murió ahogado en septiembre de 2015 en la costa turca mientras huía de la guerra.

La imagen del pequeño cuerpo del infante acostado boca abajo en la orilla se convirtió en símbolo de la tragedia vivida por el pueblo sirio. 

"No quise llamar la atención sobre la desgracia solo de ese niño, en el mismo sitio y al mismo tiempo murieron su hermano y otros niños, sino que el mensaje de mi escultura era que tales cosas no deberían ocurrir en ningún lugar", precisó Djordjevic.

Fuente: EFE

El artista bosnio de 34 años, quien es fotógrafo de profesión, lleva siete años dedicado a esculpir figurillas de cuatro milímetros en las puntas de los lápices. Ha hecho un total de 200 esculturas diferentes.

"La escultura en sí no puede cambiar nada. Las potencias que llevan las guerras se guían por intereses y no por emociones, pero yo creo que es importante que se hable de eso, para que tal vez en el futuro se impidan o atenúen las tragedias de los inocentes", continuó Jasenko. 

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El escultor dijo que es difícil conseguir grafito de calidad que permita un trabajo tan minucioso como el suyo. "Es como realizar tallas en piedra, pero yo lo hago en grafito, en este espacio limitado, menudo, frágil, de cuatro milímetros. Sólo la longitud permite formas", explicó. 

Djordjevic dice que aprendió a no molestarse cuando una obra se rompe justo antes de culminarla, sólo vuelve al inicio. "Es un trabajo que requiere mucha paciencia", aseguró. 

El artista ha participado en varias exposiciones en Bosnia- Herzegovina, Noruega y otros países y algunas de sus obras se encuentran en el museo del lápiz "The Cumberland Museum" del Reino Unido. 


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