En los últimos meses del año 2014, se incrementó el problema racial en Estados Unidos, con los asesinatos de ciudadanos afroamericanos a manos de policías blancos. Como contrapartida Ismayyil Brinsley,  un residente Neoyorquino de origen negro, asesinó a dos policías; Rafael Ramos y Wenjian Liu, latino y asiático respectivamente.

Este último  episodio despertó la ira de miles de oficiales neoyorquinos quienes respaldados por el presidente de su sindicato Patrick J. Lynch, dieron la espalda al alcalde de Blasio en el funeral de los policías asesinados, así como en el acto de graduación de nuevos uniformados, en protesta por “acusaciones del alcalde a actitudes y conductas  racistas de muchos oficiales”.

La policía de la ciudad de Nueva York, compuesta por 35 mil uniformados y la más numerosa del país ya había tenido este tipo de conductas contra otro alcalde Demócrata y el primero de origen afroamericano, David Dinkins en 1992. En ese momento 10 mil oficiales salieron a las calles de Nueva York y entre barricadas y fuertes epítetos de origen racial protestaron contra Dinkins. Entre la multitud que reclamaba, se podía divisar al que en 1993  asumió como alcalde  de la ciudad, pero representando al partido Republicano: Rudolph Giuliani.

Es llamativo que la policía se haya sublevado contra dos alcaldes demócratas con signos en común de progresismo.

Aunque hay marcadas diferencias entre la situación de la ciudad de Nueva York en 1992, donde el nivel de asesinatos por año era altísimo (2245 ) comparando con los niveles del 2014 (332),la crisis racial, social y económica sigue presente.

Cuando comenzó la campaña para llegar a la alcaldía, Bill de Blasio , reconoció las grandes diferencias económicas que atravesaba la ciudad de Nueva York, prometiendo que enfrentaría ``la obscena diferencia en la distribución de la riqueza en la gran manzana’’. Usando como metáfora ``historia de dos ciudades’’ del escritor Charles Dickens; criticó las políticas de su antecesor Michael Bloomberg por su cercanía a Wall Street.

“Llevó a Nueva York a la edad dorada de la desigualdad, en la que refugios para desamparados y proyectos de urbanización decrépitos, para personas de escasos recursos han sido olvidados para dar paso a brillantes condominios de varios millones de dólares’’, expreso De Blasio sobre el republicano.

Por estos conceptos, así como propuestas de incrementar el presupuesto para la educación, construir casas subsidiadas para trabajadores y disminuir el ``stop-questions and frisk’’( parar, preguntar y registrar), método utilizado por la policía en las calles, especialmente  contra minorías latinas y negras, De Blasio  se ganó el apodo de -alcalde del 1% de la población-.

Algunos  sectores, que forman parte  del 99%, representado por Bancos, Medios de Comunicación y sectores  empresariales lo llaman Bill  el rojo; y lo  critican por sus proyectos de  incrementos en  educación y servicios sociales, utilizando fondos que provendrían del aumento de  impuestos a los ricos.

Las protestas de la policía fue una buena excusa para que estos sectores económicos se pusieran inmediatamente en contra del alcalde De Blasio, por el temor seguramente inexistente, de perder alguno de sus privilegios.

Si a principios del año 2014 Nueva York,  sufrió  problemas raciales, protestas de inmigrantes y de trabajadores; el final del año tuvo como broche  la rebelión de la policía, que es la que  pone el cuerpo por aquellos que siguen apostando a que nada cambie.